07 febrero 2008

OH MAESTRO ...


Del loto floreciente de la devoción
álzate en el centro de mi corazón,

¡Oh Maestro compasivo, mi único refugio!

Estoy acosado por acciones pasadas
y emociones turbulentas.

Para protegerme de mi desgracia,
quédate sobre mi coronilla
como una diadema,
el mandala de gran dicha
que aviva toda mi atención
y conciencia

¡Te lo ruego!

"El libro tibetano de la vida y de la muerte"
Sogyal Rimpoché