... De pronto ví en la tierra una mariposita llena de polvo,
se veía frágil, la tomé en mis manos y le hice reiki,
de pronto comenzó a subir sus alitas y éstas comenzaron a vibrar,
no sé si yo le hacía reiki o ella me hacía a mí,
caminé con la mariposita de otoño en mis manos,
ella con sus patitas muy agarradas a mí,
de pronto comenzó a revolotear y voló cayendo,
miré para todos lados y no estaba en el suelo,
se me ocurrió mirar en el bolsillo de mi chaleco de lana
y ahí estaba!, me costó sacar sus patitas tan delicadas
de mi chaleco y con una hojita la dejé reposando en la plaza Ñuñoa,
ella subió su cabecita y me miró fijo a los ojos como diciéndome:
"quiero saber cuál es tu rostro y recordarte por toda la eternidad..."
Eso es lo que sentí que me dijo en mi corazón... así comenzó este día,
me siento tan bendecida con esta experiencia
y quería compartirla con mis amigas y amigos,
para comenzar la semana con las bendiciones de la mariposa de otoño...
(experiencia de Isabel Suazo, gran amiga - junio 2007)
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